LAS “ÍES” BAJO LOS PUNTOS
JARDÍN DE PÁJAROS
Óscar Wong
Devastación y polvo. Y después la pesadumbre. El piar de pájaros
resuena desolado. Y el Edén de aves pasa a ser un simple llano, un terreno que
aguarda nuevas construcciones. La civilización avanza, devastando árboles,
destruyendo el entorno, abatiendo el oxígeno. Ardillas y mariposas en el olvido
yacen. Y la hechicera, con el sollozo contenido, sólo atina, como esos
pajarillos huérfanos de su nido, a revolotear tras los cristales de su hogar.
Sonora
rosa en plenitud, la levedad de la mañana se aloja en el corazón de la Mujer
que habla con la lluvia. Y en su alma la congoja crece, la savia inútil que se
pierde en cada tronco, en cada rama, en cada raíz que se derrumba. La
existencia entonces se detiene reprobando el zarpazo artero, el instante más
violento que una Hija del bosque puede soportar. Y el llanto se vuelve una
ventana abierta a la catástrofe, por donde el dolor penetra.
Ahora
sólo se percibe el sonido del bambú, como transparencia verde que se abre a la
mañana. Y entonces surge la pregunta: ¿cómo rescatar la existencia, la vida
misma que se abre como una intensa flor abierta al mundo?
Mientras
la barbarie se impone en todo su esplendor,
El jardín de pájaros de MiBru ahora es un recuerdo que se apaga.
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